jueves, 10 de diciembre de 2009

SALUD MENTAL Y ENFERMEDAD CARDIOVASCULAR

En general las personas reconocen que la tensión arterial alta, el nivel elevado del colesterol, la obesidad, el consumo de cigarrillo, el sedentarismo y los malos hábitos alimenticios son factores de riesgo para presentar un infarto cardiaco. Sin embargo, las personas no reconocen que enfermedades como la depresión o el estrés causan un tercio de los infartos cardiacos que no son explicados por los factores de riesgo clásicos antes mencionados.

Igualmente, estudios han demostrado que las personas que padecen depresión o estrés presentan pobre adherencia al los tratamientos médicos para el control de sus otras enfermedades y además se conoce que los pacientes que presentan síntomas depresivos después de un evento cardiovascular como el infarto, presentan más síntomas como falta de aire y dolor en el pecho, así como una mayor probabilidad de tener un nuevo infarto.

En los últimos años, se han realizado múltiples estudios para explicar porque hay un mayor riesgo de complicaciones cardiovasculares en estos pacientes.

La explicación de este fenómeno es que existen alteraciones en el sistema nervioso autónomo del paciente (encargado de controlar las funciones del cuerpo que no pueden ser controladas por el mismo individuo, como por ejemplo la digestión, los latidos del corazón y la respiración) tales como el aumento de la frecuencia cardiaca, el aumento de la tensión arterial, las variaciones en el ritmo cardiaco del paciente, así como el aumento de la agregación plaquetaria que facilita la formación de trombos y la constricción de los vasos sanguíneos del corazón. Eventos determinantes en el desarrollo de un nuevo infarto.

Por lo antes mencionado, existe una tendencia en el mundo de realizar no solo acompañamiento médico a los pacientes con enfermedades cardiovasculares sino que también se ha empezado ha dar soporte psicológico para el control del estrés y el manejo de la depresión, adicionalmente los programas de rehabilitación cardiovascular se han vuelto de tipo multidisciplinario para aquellos pacientes que han sufrido un infarto cardiaco. Estos programas incluyen no solo el cambio drástico en los estilos de vida sino que también incluyen acompañamiento psicológico de los pacientes.


Laura Marcela Reyes Martínez,

Médico Asistente en Investigaciones,

Fundación Cardiovascular de Colombia