La diabetes es una de las enfermedades más comunes en la población adulta mayor. Se caracteriza por la elevación de la glucosa (azúcar) en la sangre y la alteración en los niveles de insulina; hormona que facilita la entrada de glucosa a las células para suministrarles energía.
Recientemente se ha sugerido que la diabetes juega un papel importante en la aceleración del envejecimiento cerebral y el aumento del riesgo de demencia. Según estudios se ha documentado un riesgo de hasta 5 veces mayor para desarrollar demencia, particularmente del tipo Alzheimer (DTA), en pacientes con diabetes mellitus tipo 2 (DM2).
Igualmente, la DTA (caracterizada por una pérdida progresiva de memoria, cambios en el comportamiento y pérdida en la capacidad de cuidarse así mismo), se ha convertido en una de las enfermedades más frecuentes en los adultos mayores, representando el 50-70% de las demencias en personas de 65 años. Esta tendencia muestra un aumento importante, según estudios nacionales, en personas mayores de 85 años, lo cual posiciona esta condición como un problema de salud significativo a nivel mundial, por presentar una alta mortalidad y elevados costos de tratamiento.
En la búsqueda de la relación existente entre DM2 y DTA, se ha destacado el importante rol de la insulina y la glucosa en los procesos que involucran el aprendizaje a largo plazo y la regeneración de las células del cerebro. Así mismo, la alteración en la respuesta y actividad de la insulina en el cuerpo, conocida como insulino-resistencia (una de las principales características de la DM2), promueve la formación de surcos y ovillos neurofibrilares (pequeñas acumulaciones de proteína en las neuronas, características de la DTA), afectando diferentes estructuras cerebrales importantes para la memoria y otras funciones cognitivas (atención, lenguaje).
Cabe mencionar que a través de cambios en el estilo de vida, es posible para estos pacientes disminuir el riesgo derivado de ambas enfermedades. Está demostrado que el adecuado control de los niveles de azúcar disminuye la posibilidad de sufrir complicaciones durante el curso de la diabetes y la misma DTA, especialmente, si se complementan con prácticas saludables como una alimentación balanceada, una rutina apropiada de ejercicio físico, así como la eliminación del hábito de fumar y el consumo excesivo de alcohol, que se convierten en prácticas indispensables para disminuir el riesgo de deterioro cognitivo.
Recientemente se ha sugerido que la diabetes juega un papel importante en la aceleración del envejecimiento cerebral y el aumento del riesgo de demencia. Según estudios se ha documentado un riesgo de hasta 5 veces mayor para desarrollar demencia, particularmente del tipo Alzheimer (DTA), en pacientes con diabetes mellitus tipo 2 (DM2).
Igualmente, la DTA (caracterizada por una pérdida progresiva de memoria, cambios en el comportamiento y pérdida en la capacidad de cuidarse así mismo), se ha convertido en una de las enfermedades más frecuentes en los adultos mayores, representando el 50-70% de las demencias en personas de 65 años. Esta tendencia muestra un aumento importante, según estudios nacionales, en personas mayores de 85 años, lo cual posiciona esta condición como un problema de salud significativo a nivel mundial, por presentar una alta mortalidad y elevados costos de tratamiento.
En la búsqueda de la relación existente entre DM2 y DTA, se ha destacado el importante rol de la insulina y la glucosa en los procesos que involucran el aprendizaje a largo plazo y la regeneración de las células del cerebro. Así mismo, la alteración en la respuesta y actividad de la insulina en el cuerpo, conocida como insulino-resistencia (una de las principales características de la DM2), promueve la formación de surcos y ovillos neurofibrilares (pequeñas acumulaciones de proteína en las neuronas, características de la DTA), afectando diferentes estructuras cerebrales importantes para la memoria y otras funciones cognitivas (atención, lenguaje).
Cabe mencionar que a través de cambios en el estilo de vida, es posible para estos pacientes disminuir el riesgo derivado de ambas enfermedades. Está demostrado que el adecuado control de los niveles de azúcar disminuye la posibilidad de sufrir complicaciones durante el curso de la diabetes y la misma DTA, especialmente, si se complementan con prácticas saludables como una alimentación balanceada, una rutina apropiada de ejercicio físico, así como la eliminación del hábito de fumar y el consumo excesivo de alcohol, que se convierten en prácticas indispensables para disminuir el riesgo de deterioro cognitivo.
Dr, Ronald G García MD PhD
Director Departamento de Investigaciones de la FCV
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