Tal vez usted haya escuchado en la televisión, leído en alguna revista, o discutido con amigos y familiares que tomar una aspirina al día (una pequeña o media grande) es muy bueno para el corazón, para mejorar la circulación, e incluso para evitar problemas en el cerebro.
La verdad, no le han informado mal. La aspirina es una de nuestras mejores ayudas para mejorar el pronóstico de pacientes con enfermedades del corazón (infarto agudo de miocardio), de las arterias de brazos y piernas (enfermedad arterial periférica) y de aquellos que experimentan trombosis o derrame cerebral (enfermedad cerebrovascular).
Hasta hace algunos años, este medicamento se recomendaba sólo en personas que hubieran sufrido alguna enfermedad cardiovascular, como las anteriormente mencionadas. Sin embargo, en un artículo recientemente publicado en la Revista Colombiana de Cardiología por investigadores de la Fundación Cardiovascular de Colombia, se resalta el hecho de que el uso de aspirina a bajas dosis, puede ser una excelente herramienta en la prevención de problemas cardiovasculares en personas sanas que presenten algunos factores de riesgo identificados por el médico.
Esta recomendación está sustentada por una amplia cantidad de investigaciones publicadas en la ultima década, que muestran que el uso de aspirina esta asociado con una reducción de hasta del 44% del riesgo de presentar infarto del miocardio, del 23% de presentar un accidente cerebrovascular y del 23% de morir de alguna causa cardiovascular en personas que previamente no tenían estas enfermedades.
A pesar de las bondades del uso de la aspirina, es importante recordar que debe ser recetada por el médico, de acuerdo a las características de cada paciente. No todos pueden emplear la aspirina de forma rutinaria, ya que en algunas personas puede existir un riesgo en el aumento de sangrado del aparato digestivo o del sistema nervioso.
Con base en los estudios realizados hasta el momento, se puede concluir que el uso de la aspirina puede ser junto con una dieta balanceada y ejercicio regular, una de las estrategias más efectivas en la prevención de enfermedades del corazón.