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¿Fuma o toma licor de vez en cuando?, ¿tiene algunos kilitos de más?, ¿el ejercicio físico no está entre sus actividades diarias?, ¿su presión arterial está en aumento?, ¿alguien de su familia padece diabetes?
No hace falta que reúna todas estas características; con una que cumpla, debe darse por advertido y prestar atención para que “el ataque, no lo ataque”.
Estamos hablando del ataque cerebral, o accidente cerebrovascular, una enfermedad que cada día cobra más víctimas y que llega sin anunciarse. Muchos le conocen como trombosis y otros, como derrame cerebral; pero lo más importante no es el nombre, sino saber cómo se manifiesta, quiénes están en riesgo, cómo puede prevenirse y cuál es el paso a seguir cuando se presenta.
La neuróloga Nhora Patricia Ruiz Alfonso, de la Fundación Cardiovascular de Colombia, explica que “el ataque cerebral es una lesión del sistema nervioso que se produce por la ruptura u obstrucción de un vaso que transporta el flujo sanguíneo, ya sea a causa de un coágulo o por la presencia de placa de grasa en las arterias. Cuando eso ocurre, una parte del cerebro se queda sin oxígeno y se produce el infarto”.
De acuerdo al área del cerebro que se afecta, el paciente presenta síntomas como: hormigueo o debilidad repentina, especialmente en un lado del cuerpo, pérdida del habla, de la movilidad, de la visión y de la memoria, fuerte dolor de cabeza, vértigo o desmayo, pérdida de la conciencia y convulsión. Estos se presentan de forma repentina, aún cuando el paciente esté en reposo.
Una vez se presenta este cuadro clínico, lo ideal es acudir antes de tres horas a una institución de salud que disponga de los siguientes recursos: atención de urgencias las 24 horas, laboratorio de electrocardiograma, hemodinamia, imágenes radiológicas tipo TAC cerebral 24 horas, neurólogo, neurocirujano, radiólogo y unidad de cuidado intensivo.
En el caso de Santander y el Oriente Colombiano, la IPS por excelencia es la Fundación Cardiovascular de Colombia, que cuenta con esas características para atender a estos pacientes de forma oportuna, con una unidad neurovascular especializada, de más de dos años de experiencia y única en el país.
¿Está en riesgo? Prevéngalo
Son varios los factores que incrementan el riesgo de presentar un Ataque Cerebral. Estos son algunos de ellos:
- Hipertensión arterial
- Tabaquismo y alcoholismo
- Diabetes
- Obesidad
- Estilo de vida sedentario
- Niveles altos de colesterol
- Edad avanzada (aunque en los jóvenes son frecuentes los derrames cerebrales)
- Historia familiar de trombosis y/o derrame cerebral
Como verá, usted no puede evitar envejecer ni cambiar sus antecedentes familiares, pero sí puede mejorar su estilo de vida.
Tenga en cuenta
- La Asociación Colombiana de Neurología estima que cada año ocurren cerca de 270.000 de estos casos, que se clasifican en obstrucciones o trombosis (que constituyen el 80%) y hemorragias o derrames (el 20%). Son la tercera causa de muerte y una de las principales de discapacidad en el país.
- El ataque cerebral es considerado una urgencia manifiesta o vital y por tanto los pacientes deben ser atendidos con prioridad en las clínicas y hospitales sin importar si tiene o no afiliación en salud.
- La razón por la que se insiste en brindar atención médica en las tres horas posteriores al ataque cerebral, es porque se dispone de medicamentos que disuelven los coágulos y pueden hacer que los síntomas cesen rápidamente y disminuyan las consecuencias.
Por eso, si la acción es rápida, el paciente puede recuperarse ciento por ciento; si no, las consecuencias irán desde discapacidad física marcada hasta la muerte. - Después de un ataque cerebrovascular, el paciente debe tomar un programa de rehabilitación que puede durar varias semanas o meses, e incluye: terapia física para recuperar la fuerza muscular; terapia ocupacional, para aprender nuevas maneras de comer, vestirse y arreglarse; y terapia del habla, para ayudarle a deglutir, hablar o comprender las palabras.
- Todas las personas tienen derecho a recibir de su EPS o ARS programas gratuitos sobre hipertensión arterial, diabetes, trastornos del colesterol y triglicéridos, para así tener un buen control de los factores de riesgo.